Las empresas agropecuarias, en su mayoría empresas familiares, representan un pilar fundamental en la economía y la producción de alimentos. Sin embargo, enfrentan desafíos cada vez más complejos en un entorno que demanda una mayor profesionalización y eficiencia.
El productor se encuentra inmerso en un ambiente donde la toma de decisiones es constante y las variables a considerar son casi infinitas. Desde el clima y el contexto país, hasta la interacción con toda la cadena de valor, cada aspecto del negocio requiere cada vez más atención y precisión.
En este escenario complejo, la falta de tiempo y la dificultad para llevar una gestión ordenada suelen convertirse en grandes obstáculos. Y es acá donde está quedando cada vez más evidente que la digitalización surge como un aliado indispensable para el negocio.
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